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Confederacion General del Trabajo

La Confederación General del Trabajo fue fundada el 27 de septiembre de 1930, apenas tres semanas después del derrocamiento del radical Hipólito Irigoyen. El Congreso General Constituyente sesionó cinco años y seis meses después, durante los 31 días de Marzo, 1 y 2 de Abril de 1936.

La aspiración inicial de darse un estatuto se había postergado prácticamente simedie. Sin embargo, esta demora tiene fundamentos que no están relacionados solamente con los factores exógenos (el gobierno de Uriburu, primero, y el contubernio de Agustín Justo, después) sino que es también producto de una interna.

Esta interna fue consecuencia de la irregular fusión que dio lugar a la constitución de la CGT. Durante 1929 se había conformado una agrupación llamada Federación Obrera Poligráfica Argentina (FOPA), diseñada por los linotipistas, que tenía como objetivo la unidad de las tres centrales principales la Unión Sindical Argentina (USA), la Confederación Obrera Argentina (COA) y la Federación Obrera Regional Argentina del V Congreso (FORA V). los comunistas , que irrumpieron con fuerza después de la revolución Rusa de 1917, se refugiaron en los llamados Comités de Unidad Sindical Clasista y se mantenían al margen, siguiendo las directivas de la Tercera Internacional.

La FORA V, disminuida sensiblemente desde 1919, aferrada a su proclama principista de comienzos del siglo XX, no dio ninguna señal para adherir al proyecto y la fusión quedo reducida a la COA y la USA.

Lo que resulta al menos atípico en este proceso de unidad es la desigualdad numérica de ambas entidades y la igualdad desproporcionada en el reparto de cargos inicial. La COA crecía al influjo de su gremio mas representativo, la Unión Ferroviaria y tenia un sesgo ideológico cercano al socialismo con la inserción de los municipales, los dependientes de comercio (que comenzaban se reorganización) y los trabajadores del Estado (ATE), que se habían establecido durante 1925. Durante la década del treinta hubo un importante número de legisladores socialistas que bregaron por la sanción de leyes proclives a mejorar la situación de la clase obrera. Esta explosión cuantitativa estaba directamente conectada con la proscripción radical.

La USA estaba decayendo y sus principales sostenes eran los marítimos (FOM) y los telefónicos. En términos de cotizantes, aunque con reservas, se podría afirmar que la proporción era, al menos, de 6 a1 a favor de la COA. Las reservas tienen que ver con la irregular percepción e interpretación de las cotizaciones, ya que no había en algunos sindicatos afiliaciones fijas como sucede actualmente y sólo se consideraban los que pagaban su cuota.

A lo largo de cinco años y tres meses, la dinámica cegetista estuvo centrada en la adopción de tibias actitudes para asegurar la supervivencia de la entidad. Algunas acciones parecían signadas por la mutua complacencia de la central y el gobierno pero estaban fuertemente vinculadas con la interna ideológica. No obstante, el programa mínimo de la CGT definía el perfil de su propuesta y también su plan de Emergencia complementario apuntaba a la coyuntura.

La timorata demanda por la conmutación de la pena de muerte aplicada a Ares, Montero y Ganoso, del Sindicato de Chauffeurs, provocó muchas controversias porque parecía haber sido elaborada por el gobierno. El conformista acuerdo para fijar el salario mínimo de los trabajadores del Estado fue duramente criticado por el sector.

Las señales previas

La conformación del Comité Nacional de la CGT fue irregular, si se tiene como dato la disparidad numérica de las centrales (COA y USA).

En efecto, la Confederación Obrera Argentina aglutinaba a los gremios más poderosos (Unión Ferroviaria, la Fraternidad, Comercio, Municipales, Estatales) y sumaba alrededor de 100.000 cotizantes, mientras que la Unión Sindical Argentina aportaba apenas 15.000, con los telefónicos creciendo y los marítimos decayendo. Sin embargo, al definir el órgano máximo se adjudicaron 15 puestos para cada agrupamiento y se dejaron 10 para los sindicatos autónomos. De su seno surgió la Junta Ejecutiva conformada por 5 representantes de cada sector.

Los dirigente que asumieron la Junta Ejecutiva convirtieron al ámbito en una superestructura que manejo a su arbitrio las situaciones conflictivas, “desplazando” de las decisiones al secretario general, el ferroviario Luis Cerutti. El mas caracterizado fue Alejandro Silvetti, representante entonces de los trabajadores del mueble (ebanistas), que asumió desde 1932 la dirección del periódico cegetista y actuó con una sutil autonomía desde sus páginas. Slivetti había sido, hacia 1922, secretario general de la USA y su verdadero apellido era Fandiño, ya que hubo que cambiarse el nombre porque el control en el área de migraciones era, al menos, poco eficiente.

El sindicalista puro y activo de la fusión, Sebastián Marotta fue también un conscripto participante del ámbito resolutivo.

Sin embargo, la Unión Ferroviaria, maniatada también por la acción del sector que respondía a Antonio Tramonti, no hizo mucho por revertir la tendencia, a pesar de su supuesto peso en la central. En estos años, es esfuerzo ferroviario estaba dirigido a consolidar su organización en el nuevo contexto de crisis, que origino una modificación sustancial en el panorama obrero.

El nuevo Modelo de Dependencia

En efecto, la resultante de este proceso fue la alteración de la modalidad productiva, dedicada casi exclusivamente al sector primario alimenticio. La crisis estructural originada por el crack financiero de 1929 en Estados Unidos condicionó al mundo occidental. Los países sostenedores del librecambismo mutaron raudamente en proteccionistas y las consecuencias para la Argentina se hicieron notar cuando el gobierno ingles decidió, en la reunión de Ottawa de 1932, que Gran Bretaña privilegiaría el comercio con las naciones integrantes del Reino Unido. Estando Canadá y Australia dentro de la orbita del Commonwealth, era natural que quedáramos automáticamentedesalojados del centro del a escena, donde habíamos permanecido desde 1880. el pacto Roca-Runciman de 1933 fue el paso necesario para no quedar enteramente aislados, aunque desnudó crudamente nuestra condición de ultra dependientes de los designios británicos. Este acuerdo instaló, al decir de Arturo Jauretche, el “Estatuto Legal del coloniaje”, ya que dejo el control de los mecanismos financieros y de intercambio en manos de nuestros “protectores”. Así pasamos de la economía de la renta por las ventajas comparativas argentinas a la necesaria etapa de sustitución de importaciones, ya que el comercio exterior se resintió al bajar sensiblemente nuestro nivel de exportaciones de granos y carne.

Se generó la readaptación mas trascendente de los trabajadores por sus futuras implicaciones, especialmente en la década del cuarenta. El desplazamiento de obreros rurales hacia los centros urbanos en busca de un puesto de trabajo en las fabricas y emprendimientos emergentes de la crisis, modifico el paisaje laboral. Este proceso, supuestamente de transición, se afianzo sin embargo y produjo un cambio inédito en las relaciones laborales, cambioque también indujo a una vuelta de tuerca por parte de la dirigencia sindical.

Aduana

La Aduana Argentina es una de las instituciones más antiguas del país. Se constituyó como una organización varios años antes de que la Argentina misma se conformara como Nación, dado que su comienzo se remonta a los tiempos de la conquista y colonización Española.
Los historiadores consideran que el antecedente más antiguo de la actividad aduanera en tierras del Plata son las disposiciones contenidas en la Cédula Real que el Emperador Carlos V firmó el 19 de julio de 1534 en favor de Don Pedro de Mendoza, autorizándolo a emprender la conquista y "poblar las tierras y provincias que hay en el río de Solís que llaman de La Plata".
Dicha Cédula Real establecía la exención del pago de derechos del 7,5% (almojarifazgo) de todos aquellos bienes que llevaran consigo los colonos siempre y cuando fueran para su uso o consumo personal y no con fines comerciales, dado que, en este último caso, el Tesorero Don Rodrigo de Villalobos, que integraba la expedición de Mendoza, debía formular los cargos correspondientes.

El primer registro oficial que se conserva de una operación data del 1º de junio de 1586 y corresponde al ingreso de mercaderías introducidas por la nave "Nuestra Señora del Rosario", procedente de Santos, Brasil, propiedad de Don Alfonso Vera.
Por aquellos tiempos, Buenos Aires y la región pampeana eran un área marginal cuyos contactos comerciales con el exterior se daban a partir de dos grandes actividades: la exportación de navíos a Brasil (cuyos permisos especiales eran otorgados por las autoridades españolas) y el contrabando.
Durante este período el puerto de Buenos Aires se convirtió en un punto de ingreso -lícito e ilícito- de diversos productos así como de esclavos africanos. Esto motivó la temprana queja de los comerciantes limeños y el establecimiento en 1622 de una "Aduana seca" en la ciudad de Córdoba, trasladada a Jujuy en 1696, que gravaba con un 50% las mercaderías que se dirigían hacia el norte.
Esta situación de relativa marginalidad cambió en la segunda mitad del siglo XVIII a partir de las reformas Borbónicas. En 1776 se creó el Virreinato del Río de la Plata, del que Buenos Aires fue la capital. La creación del Virreinato fomentó las actividades mercantiles en Buenos Aires al permitírsele comerciar con las otras dependencias españolas.
Dos años más tarde, en 1778, la Corona sancionó el Reglamento de Libre Comercio, que eliminó el antiguo monopolio que ejercían otros puertos en su relación con la Península y autorizó a Buenos Aires, entre otros, a comerciar directamente con España. También se reforzó el control de estas actividades con la creación de la Real Aduana de Buenos Aires, organismo encargado de administrar el comercio exterior del Virreinato
Durante muchos años el desarrollo de la actividad aduanera estuvo ligado al lento crecimiento poblacional de la región del Plata que registraba una escasa actividad comercial y en consecuencia una reducida recaudación.
La Revolución de Mayo impulsó medidas tendientes a asegurar la libertad de comercio sin restricciones, lo que implicó reorganizar las instituciones administrativas y transformar a la Aduana en concordancia con el espíritu revolucionario de la época, que estaba imbuido del liberalismo filosófico y político vigente a comienzo del Siglo XIX.
Los primeros gobiernos patrios se fijaron como objetivos mejorar los servicios aduaneros, combatir el contrabando y aumentar la recaudación, tanto nacional como provincial, dado que existían aduanas interiores. Hacia 1812, las necesidades económicas abrieron el camino a la creación de nuevas aduanas. Así nacieron, por decreto, las aduanas de Mendoza y Corrientes.
Para los mismos años, cada Cabildo de Buenos Aires ejercía el control aduanero. Pero también tenían a su cargo el cobro de impuestos a los habitantes de la ciudad, como las alcabalas y las patentes para ejercer el comercio en la vía pública en vandolas o para circular en carro por la ciudad.
Para los mismos años, cada Cabildo de Buenos Aires ejercía el control aduanero. Pero también tenían a su cargo el cobro de impuestos a los habitantes de la ciudad, como las alcabalas y las patentes para ejercer el comercio en la vía pública en vandolas o para circular en carro por la ciudad. Desde 1826 se sucedieron diversos intentos para unificar las aduanas, pero todos fracasaron. Recién después de la caída de Juan Manuel de Rosas, en el Acuerdo de San Nicolás -firmado en 1852- se determinó que los impuestos de aduana a las importaciones y exportaciones, tendrían carácter nacional y que las mercaderías de origen extranjero podrían transitar libremente de una provincia a otra luego de ser nacionalizadas.
El origen del sistema de cobro de impuestos aduaneros en la Nación es una herencia del sistema de organización económico español, que se transmitió y adaptó a las necesidades de un nuevo país en formación y que logró consolidarse definitivamente cuando el organización política se afianzó a través de la Constitución y las normas legales que de ella derivan.
Por ser una entidad recaudadora y proveedora de recursos económicos, la Aduana ha tenido una enorme influencia y participación activa en el acontecer histórico de la Nación.

Prefectura Naval

La Prefectura es la Autoridad Marítima Argentina por antonomasia, conforme lo consagra la Ley General 18.398, la Ley de la Navegación 20.094 y la nutrida legislación que en forma coincidente define el amplio y homogéneo perfil de sus competencias.

Asimismo lo es, y en virtud de su tradición histórica y funcional, inalterable a través del tiempo, que la identifica como el órgano a través del cual el Estado ejerce la policía de seguridad de la navegación y de la seguridad y el orden público en las aguas de jurisdicción nacional y en los puertos.

Además es órgano de aplicación de los convenios internacionales relativos a la seguridad de la vida humana en el mar, la prevención y la lucha contra la contaminación y las materias técnicas y jurídicas relacionadas, conforme lo establecen las leyes de aceptación del país.

También cumple funciones en ejercicio de las obligaciones del país como Estado de Abanderamiento y Estado Rector del Puerto, para el registro de los buques y el control de sus condiciones de seguridad, según las leyes y reglamentaciones que le asignan estas competencias y los acuerdos internacionales respectivos.

La Prefectura es, en suma, la Autoridad Marítima Argentina por excelencia, por la multiplicidad de circunstancias generales y específicas que abarcan sus responsabilidades y en mérito a la legislación que reiteradamente lo expresa, definiendo nítidamente su perfil institucional en el concierto de los organismos del Estado.


Gendarmeria

Durante la presidencia del Dr. Roberto M Ortiz, Gendarmería Nacional Argentina fue creada el 28 de julio del año 1938 por el Congreso Nacional, debido a una verdadera necesidad pública, destinada a consolidar el Límite Internacional y garantizar la seguridad de colonos y pobladores en regiones alejadas del país; comenzando a asentarse en los "territorios nacionales" como resguardo fronterizo.
Las particularidades del territorio donde debía cumplir la misión y el carácter de ésta, determinaron que la Fuerza naciera como un Cuerpo con organización, formación militar y férrea disciplina, circunstancia que a la fecha se mantiene.
Esa es la génesis de su creación y el espíritu que los legisladores imprimieron en el proyecto que luego fue promulgado como Ley Nº 12.367: “contribuir decididamente a mantener la identidad nacional en áreas limítrofes, a preservar el territorio nacional y la intangibilidad del límite internacional”.
Su personal fue sujeto a un régimen disciplinario castrense, con estructura, capacitación, doctrina militar y formación jurídica que le permitiera cumplir funciones policiales en tiempo de paz, y en tiempo de guerra integrar el componente terrestre militar: Caso concreto, fue su participación en la guerra de Malvinas de 1982.
La institución se encuentra enmarcada dentro de la Ley Orgánica Numero 19.349 que regula su organización, misión, funciones, jurisdicción y competencias, como el régimen legal de su personal.

Policía

Fundada la Ciudad de la Trinidad y Puerto de Santa María de Buenos Aires por Juan de Garay el 11 de junio de 1580, fueron designados los integrantes del primer Cabildo, entre ellos los Alcaldes de 1º y 2º voto, quienes ejercían funciones judiciales y policiales.
En tanto el Cuerpo no dispuso de edificio, las funciones eran ejercidas desde los propios domicilios de los nombrados, y más tarde, cuando contaron con el, en la sede del mismo. Esta práctica continuó a lo largo de los años por quienes los reemplazaron (Diputados de Policía, Intendentes Generales de Policía y Gobernadores Intendentes) en ocasiones por falta de espacio en el Cabildo.
Siendo Gobernador Intendente con funciones anexas de Intendente General de Policía, el Coronel Mayor Eustoquio Díaz Velez, ante el fracaso de las gestiones que realizara para lograr espacio adecuado con destino a sus oficinas, arrendó el 1º de enero de 1818 una finca con ese propósito, que por insuficiente espacio trasladó a fines del mismo año a otra, también alquilada, sita en las calles Perú y Victoria (hoy Hipólito Yrigoyen).
En 1820, luego de la desaparición de la Gobernación Intendencia y de la Intendencia General de Policía, volvió la función policial a manos del Cabildo, y el Diputado de Policía designado, Miguel de Mármol Ibarrolla, trasladó las oficinas a su domicilio, ubicado en las calles Belgrano y Defensa.
Suprimido el Cabildo de Buenos Aires el 31 de Diciembre de 1821, se creó el cargo de Jefe de Policía, siendo designado para tales funciones Don Joaquín de Achaval, que se instaló provisoriamente en dos habitaciones del edificio del Cabildo. No obstante, ante la imperiosa necesidad de contar con más amplios locales para organizar la nueva Institución que se le confiaba, así lo gestionó ante el Ministro de Gobierno Bernardino Rivadavia.
El 22 de Febrero de 1822 se arribó a la obtención del local, asignándose el antiguo palacio que fuera residencia del Obispo Diocesano, que databa de 1761. Fue habilitado el 17 de marzo de 1823. Su ubicación, en la actual calle Bolívar era lindera por el costado sur con el Cabildo.
Una circunstancia al progreso edilicio de la ciudad posibilitó que se construyera el actual Departamento de Policía, y ésta fue el proyectado trazado y posterior apertura de la Avenida de Mayo, a raíz de lo cual deberían demolerse todos los edificios de las manzanas que desde el Departamento de Policía antiguo, llegaban hasta las actuales calles Sáenz Peña - Paraná. El 11 de agosto de 1884, se celebró contrato con el arquitecto Juan A. Buschiazzo para la confección del proyecto, planos y presupuestos, en la manzana que sugirió fuese comprendida por las calles Rivadavia, Victoria, Cevallos, Lorea (hoy Sáenz Peña), lugar que por decreto del Poder Ejecutivo Nacional en Acuerdo de Ministros, se cambió por el del predio Moreno, Belgrano, Cevallos, Lorea.
El 6 de octubre del mismo año se llamó a licitación pública para la construcción, que fue adjudicada a la firma L. Stevens y Cía., habiendo dirigido la obra el arquitecto italiano Francisco Tamburini, con la participación de los arquitectos Juan A. Buschiazzo y Ernesto Bunge.
El edificio resultante se integró con dos plantas por la calle Moreno, que se prolongaban hacia el sur por las calles Cevallos y Lorea unos 54 metros, el resto de ellas y la totalidad del frente de Belgrano, eran de una sola planta. Finalizadas las obras y previo traslado de la mayor parte de las dependencias policiales desde el Cabildo, se procedió el 4 de noviembre de 1888 a su inauguración, siendo Jefe el Coronel Alberto Capdevilla. El Cuerpo de Bomberos se mudó al sector que le estaba reservado en la planta baja de Belgrano, el 11 de marzo de 1889.
Posteriormente, el crecimiento institucional hizo que la capacidad del edificio resultase insuficiente. En 1915, fueron instalados los ascensores correspondientes a la entrada de Moreno 1550. Ya había comenzado el traslado de algunas dependencias fuera del departamento, operándose la salida del Archivo General, Talleres Mecánicos y Garage, Imprenta, entre otros.
El 9 de mayo de 1974 fue inaugurado en el Patio de las Palmeras un monumento al primer Jefe de la Policía de la Capital, Don Marcos Paz. Entre 1912 y 1915 se realizaron las obras de construcción del segundo piso por la calle Moreno, comprendiendo también un primer piso sobre Belgrano destinado al Cuerpo de Bomberos.

Hacia 1934, se realizaron ampliaciones construyéndose entrepisos que duplicaron la capacidad y se edificó la galería del segundo piso. El 4 de noviembre de 1938, al cumplirse el cincuentenario de la instalación del Departamento en el edificio, siendo jefe el Coronel Alberto Capdevilla, el Círculo de Retirados de la Policía y Bomberos de Capital, descubrió una placa de mármol blanco en el hall de ingreso, en homenaje al acontecimiento.
La última etapa de construcciones en el Departamento Central, data de principios de 1944, consistiendo en la edificación de los pisos 2º a 5º por Cevallos y Sáenz Peña, para que el conjunto tuviera la misma altura exterior, con comunicaciones entre el sector de Moreno a Belgrano por los pisos 1º y 2º, y de Belgrano a Moreno por el 2º y 4º.
Teniendo en cuenta que las obras se han concretado en tres etapas: 1888, 1915 y 1944, cabría tramitar la declaración de "Monumento Histórico" para las dos primeras, que comprenden exactamente media manzana, la que tiene entrada principal por Moreno 1550. Tal reconocimiento, que se efectuaría por decreto del Poder Ejecutivo Nacional, originaría para la institución velar por la conservación de la tradición policial, porque tiene valor histórico y artístico, pues se trata de una construcción atípica en esta ciudad dado los recuerdos que él encierra y evoca, y por lo arquitectónico-monumental, propio de un palacio.